Thilo Sarrazin: otra vez la demografía racista


Es sorprendente cómo la sopa de ajo se redescubre, y siempre hay quien está dispuesto a conceder el crédito a su último inventor. En esta ocasión el iluminado ha sido un burócrata gris de 66 años, exdirectivo del Bundesbank y miembro del Partido Socialdemócrata Alemán (para escándalo de la mayor parte de sus miembros). Ha escrito un librito (Deutschland schafft sich ab, algo como que Alemania se destruye) que se ha convertido en un best seller con 1.200.000 copias vendidas. Y para ello sólo ha tenido que subir al Olimpo de quienes piensan profundamente en los «problemas demográficos» de su país.

Ha descubierto que la pureza racial peligra, que los problemas de la patria tienen su origen en la diferente fecundidad entre clases sociales y que existen argumentos «científicos» que demuestran la degradación de la calidad demográfica nacional. Algo parecido ocurrió en su día con Oswal Spengler y La decadiencia de Occidente, un éxito de ventas con los mismos temas e ideas, que iluminó al fascismo de toda Europa. Ha pasado prácticamente un siglo y aquí siguen los mismos argumentos de siempre. Da lo mismo si el autor es un ignorante, si los argumentos son falsos, si no comprueba la verdad de las cosas que dice, si no comprende ni siquiera los conceptos o los indicadores que maneja. A muchos nacionalistas alemanes les gustan sus argumentos, que pueden reducirse a estas dos «originales» ideas:

  • el núcleo del «problema» en Alemania son los inmigrantes musulmanes: no se integran, producen menos de lo que reciben y se aprovechan de las ayudas sociales.
  • la inteligencia se hereda, y es diferente según etnias y clases, así que la mayor fecundidad de los menos inteligentes, en general, y de los inmigrantes musulmanes, en particular, va a rebajar la inteligencia media de Alemania.

En realidad no hacía falta pensar mucho. Podría haberlo copiado, como los escolares perezosos, porque son argumentos clásicos del eugenismo más retrógrado, propios de finales del siglo XIX. La especulación sobre la fecundidad diferencial como motivo de degradación nacional (los menos deseables son los que más se reproducen) es aún más antigua. La suposición de que la inteligencia se hereda y que las raza alemana es más inteligente que, por ejemplo, la raza negra, es igualmente un arcaísmo (ver Cociente de inteligencia y eugenismo). Estas ideas fueron muy útiles a los dirigentes de Europa cuando este continente era un mosaico de potencias coloniales. Justificaban el dominio sobre los demás, y hacían «naturales» y aceptables la injusticia y la desigualdad. También sirvieron para justificar las primeras leyes anti-inmigratorias en EEUU antes de la segunda guerra mundial, las leyes de esterilización obligatoria de los «deficientes» en aquél país o en Europa, o el apartheid, o el genocidio nazi.

Hoy en día son mera basura pseudo-científica. Las falacias teóricas que manejan, los engaños metodológicos en que incurren, y la manipulación de los datos en que se basan han sido ya desvelados hasta la saciedad. Los demógrafos actuales ya no dan coartadas a estos personajes, aunque la demografía todavía tenga que soportar «espontáneos» que aprenden a hacer una pirámide de población y ya tienen bastante para dar consejos de política nacional.

La gente como Sarrazin, iluminados salvadores de la nación y la patria, no necesita en realidad ningún soporte científico. Sus ideas se siguen comprando masivamente. En estos tiempos que corren, cuando el rodillo financiero mundial nos aplana, los políticos se demuestran lejanos y ajenos, el Estado rescata bancos y deja caer familias, y el pensamiento se vende en tetrabriks mínimos y con vaselina, siempre hay ciudadanos contentos de sentirse, por lo menos, superiores a alguien.

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Si alguien piensa que esto sólo pasa en otros países, debería primero ver la acogida que el discurso de este personaje está teniendo en los círculo del patrioterismo español (o el catalán, o el de cualquier sitio)

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