Antes de empezar a tratar este tema, conviene tener muy clara la distinción entre el envejecimiento demográfico que causan las migraciones, y el que resulta del cambio en la dinámica reproductiva interna, determinado exclusivamente por el balance entre nacimientos y la duración de sus vidas, es decir, por la reproducción poblacional. El primero es característico de poblaciones pequeñas en declive, en las que la emigración de los jóvenes no es la causa, sino la consecuencia (ver la relación entre tamaño y estructura de las poblaciones). Este envejecimiento, muy visible en las zonas rurales, es antiquísimo. Por el contrario, el envejecimiento que provoca la actual dinámica reproductiva es históricamente reciente, no tiene precedentes y caracteriza la evolución del conjunto de la humanidad. A continuación comento las consecuencias del envejecimiento sistémico, no el migratorio.
Las consecuencias del envejecimiento demográfico suelen analizarse desde perspectivas catastrofistas, sobre todo cuando la economía juega un papel importante en el análisis. Quien quiera encontrar un buen ejemplo de tales usos, muy convenientes para justificar medidas de ajuste, recorte de gasto social y, en general, todos los miedos sobre el futuro, puede pasar un buen rato en: Global Aging Initiative, Center for Strategic and International Studies, la web de uno de los muchos «think tanks» de USA, donde el juego de las previsiones apocalípticas se eleva a escala planetaria. Ya en Europa, pueden encontrarse igualmente obsesos del natalismo que hablan del «invierno demográfico» como si el mundo fuese a acabarse. En mi opinión, se trata de catastrofismos completamente injustificados y tendenciosos, y así lo he expresado en más de una ocasión, como en
- Artículo Lo que está pasando con la población española (en El País, 1/11/2010)
- Artículo El envejecimiento no es un desastre (pdf) ( en el Periódico 11/4/2002, con motivo de esta II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento)
- Avantatges internacionals de l’envelliment demogràfic (pdf), en la revista dcidob, nº 82, primavera 2002.
- Pérez Díaz, J. (2005), «Consecuencias sociales del envejecimiento demográfico«, publicado en Papeles de Economía Española,Transformación demográfica. Raíces y consecuencias, (nº 104), pgs 210-226.
No soy, por supuesto, el único con esta opinión. También pueden encontrarse posiciones críticas con el catastrofismo imperante en
- Minoldo, S. (2014) Neither ageing nor low fertility: the problem is the distribution of resources, en Ageing and Resource Distribution, Issue 110
- Mérette, M. (2002), «The Bright side: a Positive view on the economics of Aging«, publicado en Choices, 8 (1): 1-28
- Michel Loriaux (1995), «Les conséquences de la révolution démographique et du vieillisement sociétal: restructuration des âges et modification des rapports entre générations» en Sociologie et sociétés vol. 27, no 2, pp. 9-26.
Y todo un libro que, aunque no disponible online, resulta de gran interés:
- Gee, E. M. y Gutman, G. M. (2000), The Overselling of Population Ageing. Apocalyptic Demography, Intergenerational Challenges, and Social Policy, Oxford University Press.
Número monográfico de la revista Sociologie et sociétés, accesible íntegramente en internet:
- Sociétés et vieillissement , numéro réalisé par Jacqueline C. Massé et Marie-Marthe T.-Brault, Volume 16, Numéro 2, octobre 1984
Paulin Duchesne, Ed. (2001) L’âge de la grande maturité comme instrument d’integration sociale ASSOCIATION INTERNATIONALE DES UNIVERSITES DU TROISIEME AGE SECTION EUROPEENNE.
Una visión más económica:
- Smeeding, T. ; R. Butler and G. Schaber (2000), «The Consequences of Population Aging for Society,» Workshop Report del International Longevity Center.
- McDonald, P. and R. Kippen. 1999. Ageing: the social and demographic dimensions. Policy Implications of the Ageing of Australia’s Population Conference Proceedings, March 18-19, Melbourne, 47-70.
Juan Lopez Doblas (2001) El Proceso de Envejecimiento Demográfico en España: Causas y Dimensiones. Ponencia en el Cuarto Congreso Chileno Antropología. 19 al 23 de noviembre 2001.